Hace un par de semanas, decidimos empezar un programa educativo para los más peques del barrio de Kebelle 2, Debre Zeit, Etiopía.
¿Por qué este programa?
En la guardería en la que llevamos trabajando ya cinco años, hay plazas para 100 niños desde los 6 hasta los 12 años aproximadamente. En verano, esto no supone ningún problema porque gracias a la ayuda de los voluntarios, esta cifra se triplica y se reciben 300 niños cada día.
Sin embargo en estas fechas, previas al verano, ya son muchos los pequeñajos, hermanos de los que tienen plaza dentro de la guardería, los que se acercan cada tarde a las puertas de ésta, para ver si pueden jugar un poco con el material deportivo, pintar un dibujo y/o lo más importante recibir su merecida merienda: pan, leche y fruta.
He ido viendo como cada día venían más y más peques llenos de energía e ilusión, por aprender cosas nuevas. Desde Denaderu siempre hemos apostamos en la educación como motor de desarrollo, y por eso se me ocurrió la implementación de este nuevo programa.
¿En qué consiste?
Es un método de aprendizaje lúdico. Es decir, aprender jugando. Nuestros alumnos tienen desde 1 a 6 años. Edades en las cuales, el desarrollo motor y psíquico de las personas, depende en su mayoría de la estimulación exterior recibida.
Se van a utilizar diferentes medios materiales y humanos para conseguir que los más pequeños al finalizar el día hayan aprendido algo nuevo y se vayan felices a descansar a casa.
Se va impartir cuatro días a la semana: lunes, martes, jueves y viernes. Necesitan su día de descanso, de no tener profes, de jugar y desarrollar su propia creatividad sin que nadie les marque los pasos a seguir, este día será el miércoles.
En mi opinión, no quiero que lo vean como un cole más, pues muchos ya tienen su cole de por las mañanas, pero sí que quiero que cojan esa pequeña rutina de saber que si atienden, pueden aprender como los más grandes o que si comparten con sus compis, pueden conseguir un objetivo común.
Vamos a hacer todo tipo de juegos recreativos y de cooperación, transmitiremos los valores que tienen los deportes, trabajaremos con números, colores y letras, enseñaremos un poquito de inglés, nos moveremos en psicomotricidad, bailaremos y cantaremos con música africana y de todas las partes del mundo, improvisaremos y pondremos a prueba nuestra expresividad con el teatro, y revolucionaremos el barrio con nuestras propias manualidades…
Tengo que decir que después de una semana… ¡¡es increíble cómo han cambiado estos enanos!! Ya no gritan para pedirme las cosas sino que me lo piden educadamente levantando la mano o acercándose a mí para preguntarme “en bajito”. Hemos conseguido entre todos, no volvernos locos para recibir la merecida merienda; ahora hacemos una fila y vamos tranquilamente a por ella porque sabemos que habrá para todos y el día que no la haya lo poco que haya lo vamos a compartir.
Son pequeños y a veces los mayores nos olvidamos de la gran importancia que tienen en este mundo.
Pero ellos son nuestro futuro, y se merecen que dediquemos una gran parte de nuestro día a ellos, a escucharles y a disfrutarles.
Porque al menos para mí, ellos me regalan la mejor parte del día.
Elena